lunes, 30 de enero de 2012

Dios existe. Y la libertad humana, también. (Segunda parte: del porqué y cómo)

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Volviendo a la duda inicial que expresó mi interlocutor, la de  “si Dios existiese, no pasaría lo que pasa”,  trataremos ahora de concretar algunas otras reflexiones.

La primera, claro, es resaltar el  contrasentido  que esa frase encierra. Porque ¿qué quiere decir, en realidad?  ¿Acaso no subyace en ella, agazapada, esta otra --y curiosa-- afirmación, a saber:  “Si yo fuese ‘Dios’, lo haría ‘mejor’ que Dios”?  Y ¿acaso esta afirmación subconsciente no incurre un pelín en ‘exceso de optimismo’?

Sin embargo, el ‘exceso’ apuntado  no desmerece el calado filosófico de la duda planteada.

Porque ¿acaso Dios, por primar el que todas las ‘existencias-participadasreflejen, de algún modo (aunque inequívoco),  la  Libertad Infinita  de Sí-mismo (la del que ‘Existe-por-Sí-mismo’), se arriesgará a que toda su creación acabe ‘fracasando’ por el mal uso que las creaturas hagan del cupo de libertad que les ha sido concedido?  La respuesta es no.

Y es no, porque  ya  hay un  refrán español,  compendio de la sabiduría popular, y de asombrosa precisión ‘teológica’, que dice:  “en el pecado lleva la penitencia”.

¿Por qué es tan acertado este milenario dicho?  Pues porque ya apuntamos nosotros hace años, y luego más recientemente ha confirmado la enseñanza Papal, que “el uso  obcecadamente errado  de la libertad es quien provoca resultados que nos infligen tormento a modo de autocastigo.

Por ejemploel ‘infierno’. Pues el infierno no es más que la tortura en que se encierra --él solito-- quien, pretendiendo ‘hacerse como Dios’ al anteponer radicalmente su propio interés al de todo lo demás, se topa con su  inexcusable  realidad  existencial:  la de que, por mucho que lo pretenda,  no es ‘Dios’ y, por tanto, como no ‘existe-por-sí-mismo’jamás podrá hacer  ‘lo que le dé la gana’  (según vimos que es evidencia inevitable  aparejada a nuestra  evidencia  de que existimos…). Y obcecarse  en negar  esta  evidente  realidad, cuando es una realidad ontológica que ‘no hay quien la mueva’, es el  mayor tormento  al que  nuestra  estúpida soberbia nos puede condenar.

Y es precisamente por este ‘autocastigo’  que lleva siempre consigo el rebelarse contra la realidad existencial  inapelable  de quejamás podremos hacer lo-que-nos dé-la-gana, es por lo que  jamás  la Creación podrá fracasar: porque si se usa correctamente la libertad, se estará cooperando al ‘éxito’ de aquélla; pero si se usa mal (al negarnos a cooperar por emperrarnos en  anteponernos  a todo), en el autocastigo que esto intrínsecamente conlleva se está ‘reparando’ ésa nuestra falta ‘voluntaria’ de cooperación, asegurándose así también aquel ‘éxito’…

Todo lo cual, llevado a lo cotidiano y terrenal, nos explica --supongo-- el porqué  aunque Dios existe,  pasa  lo que pasa”: porque los humanos estamos dando la espalda a nuestra exigencia ontológica de cooperación y apoyos mutuos, y nos empeñamos en ‘hacer cada uno la guerra por su cuenta’… Y claro: así pasa lo que pasa. Es el autosuicidio (valga la redundancia) colectivo.

Porque si  es evidente que ‘todos necesitamos recibir pues que somos irremediablemente limitados, ¿no nos iría mucho mejor si  ‘todos nos  adelantamos ofrecer’?

Lo deplorable es que, por la imbécil soberbia, y paranoica ambición, de algunos que, además, son ineptos, nos hayan metido en una recesión mundial  con cientos de millones de desempleados.

(publicado también en  http://peso-press.blogspot.com)

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