viernes, 18 de diciembre de 2015

Alberto Rivera acierta cuando dice que no pactará con partidos perdedores que quieran con eso cambiar el signo de las urnas






Es curioso: los dos ‘nuevos’ en el panorama político nacional nos recuerdan en cierto modo --cada uno, a su estilo--  a nosotros mismos hace cuarenta años, cuando asumimos ‘a cuerpo limpio’ --es decir: sin padrinazgo alguno  y, por ende, también con completa sinceridad e independencia intelectual, incontaminada (como buen ambientalista) de dogmatismos ni inercias ni lobbies políticos de cualquier índole--, y con sólo dos meses de tiempo para preparar programa, darlo a conocer y repartirlo y publicitarlo para las primeras elecciones generales en 1977; y eso, encima,  después que hubimos sido nosotros también quienes, tras la dimisión de Arias Navarro, propusimos desde diversas revistas que la ‘transición’ consistiese simplemente en que los procuradores en Cortes, de entonces, pasasen a elegirse por sufragio universal (vid. peso-press.blogspot.com 6/12/2008)

Contamos con una gran cantidad de ‘espontáneos’ colaboradores --que ni siquiera supimos quiénes-- que se relacionaron entre sí por sí mismos de entre los cinco Centros Superiores y las dos Universidades madrileñas donde habíamos cursado ya estudios…, además de gentes de todas clases sociales, edades y profesiones que de boca en boca se ‘apuntaban’ realmente ilusionadas con nuestras propuestas…

Según noticias que después nos fueron llegando, parece que en todas las mesas de Madrid y provincia fueron muchos los votos cosechados; pero como carecíamos por completo de interventores, parece ser también que el ‘pucherazo’ en contra nuestra que practicaron los partidos ‘organizados’ fue descomunal, y ‘sólo’ obtuvimos ‘oficialmente’ 42.000 sufragios… con las cien mil pesetas que nos prestó un banco y gastamos en imprimir propaganda: esto es, un voto por cada tres pesetas. Echen ustedes cuentas…

De modo que, aunque intelectualmente ‘revolucionarios’ --advertimos, denunciamos y predijimos  ya entonces, ¡hace 40 años!, exactamente y con total precisión todos los sucesos climático-meteorológicos que hoy día se están ya viviendo por culpa del calentamiento global causado por los gases invernadero--, nuestra ‘revolución social’ era llamar a la reflexión, la concordia y --sobre todo-- la complementación solidaria entre los humanos para salvarnos, todos juntos, del suicidio colectivo al que caminábamos… Y
en esto, con matices --como se ve--, seguro que tenemos parecidos y hasta coincidencias con Pablo Iglesias; aunque, como es notorio, diferimos de él en cuanto a financiaciones millonarias y facilidades televisivas de no se sabe bien dónde…

Con Alberto Rivera compartimos su planteamiento de que se puede cooperar con todo aquél que sea razonable y no esté condicionado por ideologías trasnochadas, compromisos secretos, o ambiciones psicopáticas. Nosotros, por aquel entonces, también propusimos tender la mano a todos… los que estuviesen dispuestos a usar el raciocinio sin ‘pre-juicios’. Y, de hecho, los principales partidos se vieron con ello algo forzados a abrirse  también a ‘independientes’ que aportasen ideas valiosas por sí mismas, al margen de previos dogmatismos.

Pero Rivera, por fortuna para él, ha contado con años de consolidación pasito a pasito (lo que suponemos que le habrá permitido ir expurgando  el trigo de la cizaña, y a las personas sinceramente comprometidas con servir al común de los ciudadanos, en vez de los advenedizos y oportunistas --tremenda lacra y riesgo que carcome a los partidos-- que aspiran más bien a ‘servirse’ --y  ¡a toda costa!-- de esa comunidad ciudadana). 

Ha contado, pues, con un tiempo que nosotros no tuvimos; además de también disponer de financiaciones de las que nosotros también carecimos radicalmente.  Nos sentimos, pues, conceptual y posturalmente afines en variados aspectos. Pero tampoco todos (ni mucho menos).

Dicho lo cual --más a título de ‘testimonio’ sincero y de ‘memoria’ para la Historia, que de otras vanidades que siempre y todas tenemos por estúpidas, ni desvaríos que los frena, sin duda, nuestra visión pluridisciplinar--, comprensible será que digamos que la afirmación de Alberto Rivera --de que no pactará con quienes quieran, a base de reagruparse, subvertir su derrota en las urnas, para su medro-- nos parece muy acertada.

Porque hasta las personas menos iniciadas en la política pero más enraizadas en el sentido común --precisamente porque los árboles de una atolondrada erudición no les hacen perder la maravillosa perspectiva del bosque en su conjunto-- se sienten engañadas, burladas, menospreciadas y defraudadas si el partido más votado no es el que se encarga de gobernar, sino que lo hiciere un consorcio oportunista de perdedores . De aquí que lo anunciado por Rivera nos merece aplauso.

Otra cuestión distinta será analizar los porqués la democracia española está --hace ya décadas, por desgracia-- perturbada y prostituída por culpa de la infracción constitucional que, en todos sentidos, suponen las ‘listas cerradas y bloqueadas’. Que tuvieron su justificación como facilidad al votante en unos muy primeros momentos, pero que en seguida han dejado de tenerla.

 Aunque éste es un tema que bien merecerá otro comentario específico y monográfico.


Prof. Dr. Fernando Enebral Casares




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