Inútil G-8. ‘Socialistas’ y Trichet, causas de la crisis. El remedio requiere años de PIB. La Banca también.
Ya se está viendo que la ruina es lo que dan de sí las políticas ‘socialistas’
que chupan el dinero de los
trabajadores para gastarlo en propaganda demagógica con la que esos dirigentes
ineptos, pero avispados para lo suyo, se reparten luego (mediante inventarse
puestos socialmente inútiles e incluso perversos) la ficticia riqueza
nacional que ‘construyen’ a costa de endeudar a las Haciendas Públicas.
Es un pavoroso caso de ‘ingeniería
contable’, puramente especulativa
al servicio de los fines de esos gobernantes,
que ‘venden’ crecimiento económico que es
solamente humo, pero
que a ellos les reporta sueldos y prebendas que --ésas sí-- sí que son ‘reales’, tangibles y
amasables…
Es lo que han hecho en Grecia, hundiéndose progresivamente en el déficit público (gastar
más de lo que se tiene), pero extrayendo para ellos --los jefes ‘socialistas’--
unas ‘rentas’ sumamente sabrosas.
Igual Zapatero
y sus secuaces --léase, los cabecillas de Autonomías soberanistas (como
Cataluña), populistas (como Andalucía), etc.-- han hecho en España, a la que han puesto al borde de
la quiebra de los servicios y asistencias públicas. Y también en Portugal, por ejemplo; pero donde están reflotando gracias
al rápido cambio de gobierno habido…
Por eso, cuando ahora vemos que los franceses
han picado el anzuelo propagandístico y han aupado al Elíseo al ‘socialista’ Hollande, sólo nos cabe exclamar: ¡Dios salve a La Francia !
Lo cual no obsta --claro-- para que carguemos
un importante peso de responsabilidad --como reiteradamente ya se ha
expuesto en este blog-- a la ignorancia,
insensatez y terquedad sobre Economía de un tal Trichet que, con tal de sacar --se sospecha-- rentas más
altas poniendo a interés fijo su fastuoso sueldo, dictó manu militari la subida de los tipos y, con ello, sembró el pánico
entre quienes sostenían la vida de millones de personas a base de
haberles concedido préstamos… que empezaron a dudar que les pudieran seguir
abonando.
Y es que la actual y frenética crisis económica europea
tiene una causa y dos remedios
a aplicar simultáneamente.
La causa próxima es, como decimos, el pánico desatado al haber provocado --con subir los
tipos de interés-- la retracción de las
compras, la consiguiente parada de la producción, la correlativa y explosiva
eclosión del desempleo, la masiva aparición de fallidos, el descuadre de las
cuentas,… y el intento, entonces, e imposible, de querer ‘realizar’
inmediatamente créditos
que estaban contratados
a largo --incluso muy largo-- plazo:
créditos que concertados contando con la producción (PIB) mundial
de muchos años, no puede haber dinero en el mundo que ‘anticipe’ de golpe ese
PIB de varias décadas posteriores… y que ya, además, jamás se va
a recolectar por culpa de la recesión desencadenada.
Ante esto, es evidente que el primer remedio es que los Estados reduzcan gastos buscando el ‘déficit cero’, es decir, el
atenerse a nunca gastar más de lo que se tiene.
Pero el G-8 no se entera que simultáneamente con eso se impone igualmente
atender al segundo concepto básico: que la deuda ya contratada
a plazos determinados no se puede pretender que desaparezca
de la noche a
la mañana. Porque, como insistimos, sufragar esas deudas está previsto gracias
al PIB generado durante los plazos fijados, y ese PIB no se puede ‘adelantar’
porque el correspondiente dinero, simplemente, ¡no existe! aún.
Por tanto: bien está el compromiso estatal de reducir progresivamente el
déficit público hasta llegar al déficit
cero que jamás debió repudiarse;
pero es una estupidez --porque es
algo imposible-- poner unos plazos perentorios para
la conquista de ese déficit cero.
Los Presupuestos (cuentas estatales)
equilibrados no se pueden exigir
inmediatamente, sino que hay que contar con un tiempo de acercamiento
progresivo a ellos: con ‘varios’ años
para la corrección, paulatina, del disparate ‘socialista’ de ‘vivir
del cuento’.
Igual sucede con la Banca. Sus activos se han
depreciado por la crisis, sí. Pero esos activos siguen estando ahí, y no hay
más que esperar
un poco para que vuelvan a sus valores
iniciales. Por tanto, es un disparate
alarmarse y querer ‘provisionar’ (cubrir) con dinero en efectivo lo que siempre contó con el PIB sucesivo de los
años venideros. Porque ya hemos dicho, y reiteramos --a ver si se enteran
de una vez esos ‘economistas’ aquejados de miope usura-- que pretender realizar
¡hoy! los créditos (o los activos )
previstos ‘a plazo’, es sencillamente imposible. Y semejante
estupidez sólo lleva a la quiebra del sistema.
La ‘walkiria
del IV Reich” --léase, Ángela Merkel
y sus acólitos-- debiera pasar por la escuela primaria otra vez para enterarse
de lo que aquí decimos. Siempre y cuando, claro está, no esté de maestro en
ella un tal Trichet que por su
ignorancia ha hundido en la miseria al mundo entero.
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