miércoles, 20 de enero de 2016

Una reforma constitucional para devolver la dignidad al Parlamento y la soberanía que ambiciosos e ignorantes oportunistas nos están robando





Hace cuarenta años propusimos, y se practicó, que los miembros del Congreso y del Senado fuesen elegidos por sufragio directo de todos los españoles
en vez de serlo a través de los tres grupos de familia, vecindad y trabajo connaturales a la cualidad social del ser humano: familia, por la inmediatez de la procreación; vecindad, por igual inmediatez al establecerse habitación; y trabajo, por el imprescindible intercambio de productos que la diversidad de aptitudes obliga a compartir repartiéndose las labores y complementándose todos con ellas para la mejor sobrevivencia.

(Curiosamente los sindicatos actuales han pretendido resucitar este sistema cuando reciente e insistentemente reclaman con manifestaciones callejeras tener ‘voz propia’ en las Cámara; e incluso también agrupaciones locales se postulan con vehemencia para ocupar escaños en el Parlamento. ¡Para estos mimbres, no habían hecho falta tantos cestos…!).

No obstante, nuestra propuesta de entonces, preocupada --lo confesamos-- por facilitar el ejercicio del voto, incluyó luego, y concretamente, que la circunscripción electoral fuese la provincia, y que se atendiesen ‘criterios de representación proporcional en el reparto de los escaños merecidos en los respectivos comicios.

Sin embargo, se ha comprobado que el conveniente aditamento de usar el sistema D’Hondt para tal reparto de escaños indujo, a su vez, el empleo de listas ‘cerradas y bloqueadas’ que también ha motivado creciente ‘perversión’ en los resultados deseables.

Por ello, el pasado día 6 nos animamos a sugerir cambios en la Ley Electoral que, sin necesidad de ‘tocar’ la letra de la actual Constitución, pudiesen solventar aquellas nefastas consecuencias colaterales.

Pero la rápida sucesión de acontecimientos en que la desmedida ambición de personajes como Pedro Sánchez, Arturo Mas, Pablito Iglesias, y sus respectivas cohortes de prosélitos enloquecidos nos han metido, vuelve a movernos a plantear una nueva y clarísima propuesta… pero que --esta vez-- incluye una franca y valiente reforma constitucional que, de un vez por todas, devuelva al Parlamento --actualmente convertido en zoco maloliente de pugnas tribales-- la dignidad institucional que tiene y merece; al tiempo que también devuelva a los ciudadanos la soberanía que al unísono compartir, y que en cambio hoy se halla lamentablemente prostituida por
tremendos ignorantes --de una parte--, corruptas y ocultas ambiciones de gentes claramente advenedizas al calor de posibles lucros faraónicos --de otra--, o por delirios de protagonismo estremecedoramente calcados del peor de los Hítler históricos que siempre acaban arrastrando a todos al suicidio al que ellos mismos se encaminan a galope tendido.

Eso!, cuando no… ¡aparece! un caótico tirano como el mal llamado Madurovenezolano que, conforme acaba
de desvelar Antena3-Noticias, tiene comprados a una tropa de ‘chipiriflautas que trae y lleva ¡en sus aviones militares! y a los que imparte órdenes porque les tiene bajo la bota de los millones que les mete en el bolsillo ¡Razón tenía Felipe González en denunciar una y otra vez esta barbaridad, pero con la que ‘traga’ Pedrito el Cazurrito con tal de convertirse también tal vez él en otro ‘estalinista hitleriano’ aterrador!...

La propuesta, en fin, es la siguiente:

Mantenemos lo expuesto el pasado día 6 en cuanto a Secciones de no más de dos mil electores, en las que cada partido proponga sólo dos candidatos suyos --de entre el total de los que presente entre todas esas Secciones--, y de los que los votantes puedan en cada una tachar uno de ellos. ¡PERO…!

 … Pero… ahora CAMBIANDO EL ÁMBITO de la ‘circunscripción electoral’ que hoy es ‘la provincia’ --y hay, por tanto, con Ceuta y Melilla, 52-- por la CIRCUNSCRIPCIÓN ÚNICA que abarque TODO el territorio español.

¿Por qué? Porque, según doctrina jurídica irrebatida, CADA UNO de los diputados del Congreso representa A TODOS los españoles, INDEPENDIENTEMENTE DE QUÉ provincia o ciudad autónoma (Ceuta o Melilla) sean.

El Congreso --como muy bien dijo el otro día (¡esto sí!) Pedro Sánchez al oponerse a criterios geográficos por los que ampliar los grupos parlamentarios-- NO ES una cámara ‘territorial’, sino que su carácter representativo es ESTRICTAMENTE UNITARIO (¡a ver si nos enteramos de una pura vez, caramba!) para TODO  el ámbito español.

Por tanto, tanto da que da lo mismo que un diputado electo haya conquistado el escaño desde Cataluña, que desde Extremadura, Galicia, Valencia, Vitoria, o Ceuta. Una vez que recoge su Acta de Diputado, representa a TODOS los ciudadanos de España. Sin distinción de raza, sexo, ideología, edad, nacimiento, o cualesquiera otra condición o circunstancia personal o social (art. 14 de la Constitución).

Entonces, ¿por qué ahora los supinos ignorantes o demasiado avispados se empeñan en contradecir esto todos los días, y se lo consentimos sin enviarlos otra vez directamente al parvulario --donde deberían habérselo ya empapado-- o, cuando menos, a alguna entidad universitaria donde OBLIGATORIAMENTE debieron APRENDERLO antes de ser candidatos, Y QUE debieran JURAR --o como quiera que ahora se llame; pero ¡por favor! NO remitiendo a un ‘honor’ que ya se ve que muchos ni conocen-- cuando  diputados?.

Pues por el tremendo error  --del que no nos eximimos-- de haber fijado ‘la provincia’ como circunscripción electoral, y haber así ROTO España en 52 aldeanismos¡CUANDO LA CORRIENTE IMPARABLE  DEL PENSAMIENTO HUMANO VA  HACIA LA UNIVERSALIDAD  DE NUESTROS COMPROMISOS!...

Error que ha llegado el momento de corregir sin paliativos.

Circunscripción única --TODA España-- para asignar los representantes de --también-- TODA España.

Que… ¿cómo asignarlos? Pues exactamente igual que apuntábamos el pasado día 6, pero sólo que cambiando el número de escaños que cubrir en cada ‘provincia’, por el  del TOTAL de diputados --350-- que componen el Congreso.

Así, en cada Sección electoral habría --como propusimos-- igualmente sólo dos candidatos (presentados por cada partido o agrupación) de entre los 350 (o menos tal vez; según prefiera) que cada formación política proponga en el conjunto de España (pues que se trata de elegir representantes para TODA España); y de cuyos dos candidatos por Sección el elector pueda tachar, como dijimos, uno de ellos. Teniendo también en cuenta que sólo uno de esos dos candidatos debiera ser específico para cada Sección (para garantizar a los electores que puedan conocerle ‘a fondo’ y en el día a día), y el otro poder ser ‘repetido’ en varias de ellas.

Obtenido el cómputo global de votos (papeletas halladas en las urnas de toda España) otorgados a cada formación política, se aplica el sistema D’Hondt para ir asignando escaños a cada una. Hasta completar los 350. De modo que TODOS hayan procedido de un conocimiento fiel --e incluso próximo-- de cada elegido en cada Sección de votación; pero que NINGUNO pueda, por eso, ‘confundirse’ y pensar que en el Congreso va a ‘representar sólo’ a esa Sección (que resultaría ridículo en sí mismo), sino para usar su intelecto y acervo de conocimientos, según su buen saber y entender y sin mandato imperativo alguno (conforme impera el art. 67.2 de la Constitución) --es decir: ¡sin ni asomo! de disciplina de voto--, AL SERVICIO DE TODOS los españoles (que es lo que es un sistema ‘REPRESENTATIVO’ como el parlamentario).

Y seamos sinceros: ¿acaso habrá algún directivo político actual que pueda decir que esto no se ajusta estrictamente a la doctrina jurídica del régimen representativo parlamentario, pero que no supondría una máximaregeneración de la pureza política (una ‘vuelta’ estricta ‘a los orígenes’ del sistema)?

Porque si lo hubiere, supongo que tendría ‘lo que hay que tener’ como para mantener con nosotros un debate sobre esto ante cuantas cámaras, micrófonos y periodistas quisiese.

Que si diese mejores razones, esté seguro que no nos duelen prendas --sobre todo, en el ‘tiempo de descuento’ de nuestra vida en que ya nos encontramos; donde todo ya importa un pito (por no decir ‘pitido’… de final de partida)--, y que se lo reconoceríamos como corresponde al honor que ojalá todos exhibamos.


Prof. Dr. Fernando Enebral Casares
Abogado, periodista, y algunas otras cosillas.






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